Por qué aún no embotellamos los vinos (y qué tiene que ver la luna)
Un repaso a cómo maduran nuestros vinos naturales en depósito y por qué respetamos los ciclos lunares antes de embotellar.
Finales de noviembre. Por fin han llegado algunos días de frío en nuestras montañas, y los vinos sin crianza en barrica ya llevan el tiempo suficiente reposando en depósitos de acero inoxidable. Han completado todos los procesos previos de manera impecable y, de hecho, nuestro enólogo ya ha dado el visto bueno: podríamos embotellar cuando quisiéramos.
Pero mientras tanto, nuestros clientes no dejan de llamar. Preguntan por vinos prácticamente agotados desde verano, como Diània Blanc —al que, tras sus tres meses de barrica, todavía le queda un poco—, nuestro Albakar o el joven tinto Bona Gent!. También preguntan por los nuevos Diània Rosé y Pedrarrels Selecció.
Las solicitudes se repiten: “Hacednos llegar 5 cajas de Albakar, 3 de Diània Rosé y otras tantas de Bona Gent!”.
Pero nuestra respuesta sigue siendo la misma: todavía no, un poco de paciencia.
Por qué esperamos: vinos naturales y respeto por el ciclo de la vida
En Cup de la Muntanya elaboramos vinos naturales en fincas en proceso de certificación ecológica, aplicando técnicas de cultivo que cuidan el entorno, el suelo y el equilibrio del ecosistema.
La agricultura biodinámica concibe cada finca como un organismo vivo en el que suelo, plantas, animales y personas están interconectados. Se potencia la vida microbiana del suelo mediante compostajes cuidados y preparados elaborados con plantas medicinales como milenrama, manzanilla o diente de león. El objetivo: fincas autosuficientes y llenas de vitalidad.
Los ciclos lunares y su influencia en el vino
En todas nuestras fincas trabajamos para alcanzar un equilibrio total, pero además de lo agronómico, la biodinámica incorpora la observación de los ciclos lunares y planetarios para decidir el mejor momento para sembrar, podar, cosechar… o embotellar.
Aunque este punto es controvertido desde una perspectiva estrictamente científica, nuestra experiencia —y la de muchos viticultores— nos dice que el vino responde de forma distinta según la fase lunar.
“Fins la lluna minvant el raïm / ni el vi / no es toca”.
Durante la luna nueva y la luna creciente, la savia sube, las plantas están más activas y sensibles. Esto también ocurre con el vino en depósito: está más vivo, más inestable. Y sabemos que tocarlo —trasiegos o embotellado— en luna creciente compromete su estabilidad.
La siguiente fase lunar ya casi está aquí
Falta poco para la próxima luna menguante, el momento en que podremos trabajar el vino con seguridad y embotellar. Hacemos estos vinazos naturales porque escuchamos a la naturaleza y a la montaña. Un poquito más de paciencia: ya casi están aquí.
Salut!

